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Cómo desinfectar una piscina sin utilizar cloro: La electrólisis salina

Los tratamientos químicos y físicos de una piscina resultan un proceso indispensable para prevenir y combatir la presencia de sustancias contaminantes como bacterias, algas y cloraminas que terminan arruinando la calidad y aspecto del agua y que se convierten en un riesgo para la salud de quienes la disfrutan.

El recurso más conocido que se ha utilizado para este proceso de higiene es el cloro. Sin embargo, su utilización exclusiva se ha caracterizado por producir trastornos oculares (ojos rojos) y la sequedad de la piel en las personas. Esto ha llevado al desarrollo de tratamientos alternativos, siendo la electrólisis salina el que ha despertado mayor interés por ofrecer importantes ventajas respecto de los métodos tradicionales de limpieza.

piscina

Este tipo de tratamiento, también denominado «cloración salina», se basa en la descomposición de la sal común (cloruro sódico) para convertirlo en un desinfectante activo (hipoclorito sódico). Este proceso genera una fuente de cloro (iones de cloruro) que actúa como un desinfectante muy potente, eliminando las sustancias contaminantes del agua sin dejar residuos ni contaminación.

El tratamiento con electrólisis salina es sencillo: Se diluye una determinada cantidad de sal (6 gramos por cada litro) en el agua de la piscina. Cuando la misma es aspirada por la bomba, pasa por el filtro convencional donde se la limpia de elementos externos como la tierra y las hojas secas. El agua pasa luego a la célula electrónica contenida en el clorador salino, donde se produce la electrólisis propiamente dicha para convertir la sal en desinfectante. Finalmente, el agua purificada regresa a la piscina a través de las válvulas de impulsión.

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Este sistema no tiene consumo teórico de sal debido a que trabaja en un ciclo cerrado. Cuando el agua salada se somete al proceso de electrólisis de sal, se convierte en hipoclorito de sodio que desinfecta el agua, pero en cuanto dicha agua retorna a la piscina y entra en contacto con el aire, el hipoclorito de sodio se volatiliza y vuelve a convertirse en sal que queda disuelta nuevamente en el agua. Con este proceso se genera cloro puro sin otros subproductos indeseables aunque si productos que alargan el tiempo del efecto desinfectante.

Además de su contribución a cuidar la salud de las personas y al cuidado del medio ambiente, el tratamiento de electrólisis salina para desinfectar el agua de una piscina también ayuda a la economía del hogar, ya que permite un ahorro del 80 por ciento en mantenimiento y un 100 por ciento en productos químicos.

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Electrólisis salina: Manteniendo la limpieza con menos costos

La optimización del consumo eléctrico también es otro punto a favor del uso de la cloración salina, ya que tiene una demanda la energía equivalente a la de una bombilla de bajo consumo. Representa, además, una técnica químico-física que contribuye a evitar el derroche de un recurso vital como el agua, debido a que reduce la frecuencia del vaciado y rellenado de las piscinas.

clorador salino1
Clorador salino con su respectiva unidad de control.

Cabe aclarar que el uso del tratamiento de electrólisis salina no elimina completamente la necesidad de mantener el equilibrio químico del agua de la piscina, aunque sí la minimiza. Por eso se recomienda disponer de un regulador automático de pH , con el objeto de que el agua se mantenga siempre en buenas condiciones.

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