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Cómo limpiar y mantener superficies de piedra

A pesar de que en la actualidad existen imitaciones más fáciles de instalar y limpiar, la piedra continúa usándose para revestir el exterior de chimeneas, hogares y paredes de acento en casas particulares. Su mantenimiento, cuidado y reparación varían de los aplicados a otros materiales tradicionales, por lo que conviene conocer algunas de esas técnicas.

Antes de avanzar, corresponde aclarar que se conoce como pared de acento a aquel muro que está revestido de un material o pintado de un color diferente al resto de una habitación, precisamente con el fin de realzar visualmente todo el conjunto del interior de dicho ambiente.

Para remover el polvo y otros residuos depositados en la superficie de piedra, se recomienda cepillar de vez en cuando para eliminar la suciedad y al mismo tiempo «refrescar» el aspecto general de la pared. También puede recurrirse al uso de una aspiradora para ahorrar tiempo y esfuerzo.

En otras áreas, como los hogares y chimeneas, suele producirse una acumulación de hollín que ennegrece u opaca la cara de la piedra y las juntas. En ese caso, se aconseja disolver 100 gramos de jabón para lavar la ropa en agua hirviendo. Una vez que la mezcla se ha enfriado, se añaden 226 gramos de piedra pómez en polvo y media taza de amoníaco de uso doméstico, y se mezcla bien.

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Antes de aplicar esta mezcla, se pasa un cepillo duro por toda la piedra para desprender o ablandar la mayor cantidad de hollín, para luego cubrir toda la superficie con la solución jabonosa usando una brocha de pintura. Se deja que el líquido permanezca media hora y luego se limpia todo con un cepillo duro y agua tibia, y finalmente se enjuaga bien todo con agua tibia.

Mantenimiento periódico de superficies de piedra

Lo anterior es más indicado para aquellas superficies de piedra que no han recibido atención por mucho tiempo. Para un mantenimiento periódico es conveniente lavar con detergente o jabón al menos una vez al mes (cada dos semanas, en el caso de las chimeneas y hogares, si es que están en uso). También puede utilizarse un abrasivo suave, si es necesario, y luego se enjuaga y seca.

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Para realzar el atractivo de la piedra, se puede frotar la pared ya seca con un paño suave humedecido en algún pulimento aceitoso (como cera de aceite de limón para muebles, por ejemplo), luego se pasa otro paño limpio para retirar el exceso del aceite y pulir la piedra, la que de este modo terminará adquiriendo un aspecto más uniforme y brillante. No debe utilizarse la cera en chimeneas ni hogares, ya que puede verse afectada por el calor.

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