Las paredes interiores de ladrillos, si se encuentran bien preservados y mantenidos, pueden aportarle una mayor valor visual a la sala en la que se encuentran. Por el contrario, si no son cuidados y presentan un relieve muy sinuoso pueden convertirse en un lugar ideal para acumular polvo y suciedad.
No todas las personas disponen del tiempo o la voluntad necesarias para estar pendientes de la limpieza de estas superficies, por lo que para ellas puede resultar conveniente alisar los muros de ladrillos, recurriendo para ello al cemento o al yeso.
El yeso suele utilizarse principalmente para borrar los relieves de las paredes de ladrillos que dan al interior de la casa, debido a que no soporta los efectos de la lluvia y la humedad.
Para alisar un muro interior de ladrillos con yeso se va a necesitar una espátula, una regla, un nivel de burbuja, una llana, un cincel, una plomada, un martillo, y guantes.
Asimismo, se precisará adquirir la cantidad de yeso suficiente como para cubrir toda la superficie deseada, teniendo como referencia que por lo general se necesitan 30 kilogramos para cubrir unos 4 metros cuadrados.
Para obtener las medidas correctas de la pared a cubrir, sólo hay que multiplicar el ancho por el alto de la misma; y en caso de que contenga puertas o ventanas, se debe calcular la superficie de cada una de ellas y luego restarlas del total del muro.
Una vez que se tienen todos los materiales se procede a iniciar los trabajos, colocando la regla en forma vertical y paralela al muro para comprobar las diferencias de espesor y nivel que puede tener la superficie. De este modo, el espacio delimitado entre la regla y la pared es el que deberá rellenarse para darle un alisado lo más perfecto posible.
A continuación se debe aumentar la porosidad de toda la superficie para permitir que el yeso tenga una mejor adherencia a la misma. Para ello se debe picar la pared de ladrillos con suaves golpes de cincel y martillo. Si se desea ahorrar tiempo (pero no dinero), se puede recurrir a un cincel eléctrico, sobre todo si se necesita trabajar sobre grandes superficies.
Antes de proseguir es aconsejable frotar el muro de ladrillos con una esponja embebida en detergente lavavajillas y agua caliente, para quitar los rastros de grasa y suciedad, y luego secar todo con una toalla limpia.
El siguiente paso consistirá en formar dos topes o guías maestras a una distancia de 40 centímetros de cada borde de la pared, las que servirán para marcar el espesor exacto de la capa de yeso. También debe fijarse con un poco de yeso dos trozos de cerámica o madera muy delgada en la parte superior del muro. Esos topes superiores servirán para tirar la plomada para determinar la correcta posición del segundo tope de cada guía maestra.
No debe olvidarse que la distancia entre los topes deberá ser inferior al largo del listón o regla que se usará para emparejar el yeso.
Con ese material se rellenan los verticales que forman las guías pegadas en el muro, asegurándose de que el espesor del yeso quede al ras de dichos topes, dejándolo secar antes de proceder al relleno de la superficie.
Aplicación del yeso sobre la pared interior de ladrillo
Con la ayuda de un pulverizador se humedece la pared, y con la espátula y llana se aplica el yeso sobre la aquella, desparramando alrededor de un centímetro de la pasta sobre el ladrillo. Se comienza a pasar la llana a un ángulo de 45 grados, para terminar luego con la misma herramienta a un ángulo de 30 grados, continuando por toda la pared hasta cubrirla.
A medida que el yeso se va secando, se debe ir pasando la regla y la llana para dejarlo parejo. Una vez que se tiene la superficie alisada y antes que la escayola se endurezca se deben retirar los topes cerámicos o de madera superiores y tapar los agujeros que los mismos dejen.
