Levantar una pérgola puede ser la mejor manera de darle un aspecto más elegante al jardín, la terraza, el porche o la piscina, además de brindarle a los ocupantes de la casa un lugar perfecto para disfrutar del aire libre pero protegidos de las inclemencias del tiempo.
Las pérgolas pueden ser estructuras de madera o metálicas que, dependiendo de sus medidas, pueden servir para albergar un cenador o funcionar como galería abierta en espacios de mayores dimensiones. Por lo general, se presentan como un armazón formado por dos hileras paralelas de columnas o pilares que soportan un techo de vigas y correas transversales o un enrejado, sobre el que se entrelazan plantas trepadoras.
De estos productos arquitectónicos para jardín, posiblemente las hechas de madera sean las preferidas por los consumidores, debido a que permite el uso de distintas especies de árboles que aportan sus colores naturales para lograr un acabado acorde a los gustos y bolsillos de los dueños de casa.
Existen en el mercado numerosos modelos prefabricados de pérgolas de madera, por lo general diseñadas como coberturas para un único espacio (por lo general de 12 metros cuadrados), o como módulos capaces de integrarse con otros para dar lugar a una galería más larga.
Sin embargo, se puede optar por fabricar una pérgola de madera por cuenta propia, debiendo para ello seleccionar el lugar donde se levantará la estructura y las dimensiones del mismo. En el trabajo de demarcación de la superficie no debe olvidarse de señalar el lugar exacto en el que irán las cuatro columnas (en caso de que se decida levantar un cenador), teniendo cuidado de que las posiciones queden debidamente alineadas.
En cuanto al material a utilizar en la construcción, se pueden comprar los postes, vigas y largueros ya cortados con las medidas adecuadas y tratados soportar su exposición al exterior. Junto a la madera se necesitará disponer de la suficiente cantidad de tornillos galvanizados con los que se asegurarán los distintos componentes de la estructura.
Una vez que se marcaron los cuatro puntos donde irán los postes, se deben realizar los agujeros sobre el suelo, con el perímetro que permita un encaje perfecto de cada una de las columnas. Estas perforaciones deben tener una profundidad mínima de unos 60 centímetros y deben ser rellenados con una pequeña capa de grava para ayudar a un buen drenaje.
Se introducen los postes principales, asegurándose de que los mismos queden al mismo nivel e inclinación con la ayuda, precisamente, de un nivel de burbuja.
A continuación se introduce una mezcla de cemento rápido y se deja reposar por un día para que las columnas queden bien fijadas antes de continuar con la instalación.
Si se construye una pérgola sobre un piso de madera, se introduce cada poste en su respectivo hueco y se lo asegura con dos tornillos de cabeza redonda insertados en diagonal, de manera que se fije bien a la viga inferior que sostiene el suelo.
Construcción de una pérgola: Colocación de vigas y largueros
A continuación, se procede a colocar las vigas horizontales que asegurarán la estructura uniendo las columnas en dos parejas y que servirán para sujetar los montantes que se colocarán posteriormente.
Para unir cada uno de estos travesaños con cada uno de los postes, se los debe sujetar bien mientras con un taladro se perforan los agujeros a través de las vigas y postes, para luego fijar todo con tornillos de cabeza redonda.
El siguiente paso será cortar de igual tamaño todos los largueros para luego distribuirlos uniformemente perpendiculares a las vigas y fijándolos con los tornillos.
Es de gran importancia utilizar tornillos para realizar este tipo de trabajos, y evitar el uso de clavos, porque se esa manera se tendrá una pérgola más resistente y segura a pesar del paso del tiempo.