El uso de bloques de adobe (mezcla de barro y paja, básicamente) en la construcción data de tiempos antiguos y continúa vigente en la actualidad, gracias a que su técnica de fabricación es muy fácil de aprender y demanda una inversión monetaria menor a la de otros materiales. Eso sí, hay que estar predispuesto a ensuciarse un poco más de la cuenta para obtener este material que ofrece una serie de ventajas, sobre todo en zonas cálidas o secas.
En este sentido debe recordarse que los muros construidos con ladrillos de adobe de buena factura mejoran la calidad del aire en el interior de una sala, además de ayudar a mantener fresco el ambiente durante el día y más cálido durante la noche.
Básicamente, los ladrillos de adobe están compuestos de arena, tierra arcillosa, agua y paja u otro tipo de fibra vegetal. Si bien su fabricación no requiere la mezcla de proporciones precisas, es conveniente respetar los siguientes valores, si se desea obtener piezas de buena calidad:
- Arena: 50 %
- Barro: 30 % del total de la mezcla
- Paja: 20 %
La incorporación de la paja u otro material similar es importante para la producción de los bloques de adobe, ya que les aportan mayor elasticidad y resistencia, evitando que se quiebren cuando son sometidos al secado o que se quiebren por el efecto de las condiciones ambientales, como la humedad.
Algunos constructores recomiendan realizar una pequeña prueba para verificar si la mezcla reúne las condiciones necesarias para fabricar un ladrillo de adobe de calidad. Para ello, se debe tomar un envase transparente y llenarlo hasta la mitad con la arena y el barro, y completar el resto con una carga de agua. A continuación, se agita con fuerza durante un minuto y se deja reposar durante una noche.
Al día siguiente se puede observar que la mezcla se ha asentado formando tres capas, la última de las cuales está compuesta por la arena, mientras que la arcilla y otras partículas más pequeñas se encuentran en los estratos superiores. Se sabe que la calidad de la mezcla es buena cuando las capas tienen casi el mismo grosor.
La mezcla definitiva puede prepararse en un pozo o un cantero delimitado con bloques de cemento o tablas y con una lona resistente cubriendo el suelo y las paredes.
Primeramente se mezclan la arena y la tierra para luego agregarle el agua hasta que adquiera una consistencia espesa. A continuación corresponde hacer el «trabajo sucio», que consiste en amasar el barro con los pies (aunque en estas épocas también se puede recurrir a una máquina mezcladora), mientras se le va agregando la paja, en una proporción aproximada de 5 cm de ese material por cada 10 cm de barro.
Cuando la mezcla adquiere un aspecto homogéneo, sólido y consistente se procede a volcarla en los moldes, que pueden armarse con tablas con las medidas internas deseadas para los ladrillos, siendo las más utilizadas las de 6 cm de alto, 30 cm de largo y 15 cm de ancho.
Cómo fabricar ladrillos de adobe: Desmolde y secado
Durante el llenado del molde es importante evitar que se formen bolsas de aire, dándole golpes para que se compacte bien. A continuación se deja secar por 15 minutos antes de extraer el ladrillo, que conservará su forma pero que todavía no podrá ser manipulado hasta que pasen tres días, al cabo de los cuales de procede a colocarlos de pie para que terminen de secarse.
Los ladrillos de adobe fabricados de este modo podrán utilizarse sin problemas al cabo de una semana de secarse al aire libre.
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