Las baldosas de piedra natural (mármol, granito, pizarra, etc.) pueden ser un material interesante para pavimentar suelos tanto en exteriores como en interiores, gracias a su resistencia al paso del tiempo y al tránsito intenso de personas.
Su colocación, al igual que en el caso de sus similares de cerámica, requiere el mismo nivel de ajuste firme, aunque también puede demandar un poco más de cuidado, ya que los minerales que componen su patrón no están perfectamente consolidados el uno con el otro, y pueden estar expuestas a una fractura a lo largo de las líneas del grano si se las manipula o se las instala incorrectamente.
El primer paso para comenzar a colocar baldosas de piedra es, obviamente, la compra de este material. En este punto es importante saber con exactitud qué cantidad de cajas deberán adquirirse para evitar pérdidas de tiempo (en caso de que se compre de menos) o de dinero (en caso de comprar de más), aunque es mejor que haya un sobrante, para reemplazar posibles piezas rotas.
Como se ha visto en ocasiones anteriores, el cálculo de la superficie dependerá de la forma general que tiene el piso a revestir. Si se trata de una figura simple (un solo rectángulo, por ejemplo) únicamente hay que multiplicar el ancho por el largo.
Si se está ante una figura compuesta (por ejemplo: dos rectángulos de diferente tamaño), se calcula la superficie de cada una de las figuras y luego se suman los resultados.
Se puede dar el caso de que la superficie a cubrir esté compuesta por más de una figura simple y con diagonales (por ejemplo, un rectángulo junto a un triángulo), se debe seguir el procedimiento de cuatro pasos detallado en el post «Cómo calcular la superficie del piso para colocar baldosas».
Una vez que ya se adquirieron las baldosas, se debe verificar que la superficie a pavimentar se encuentre debidamente nivelada y limpia de restos de polvo, yeso, sales o pintura. También debe revisarse bien para localizar posibles agrietamientos, en cuyo caso deben repararse con mortero de cemento, para asegurar una buena adherencia del revestimiento y una mayor durabilidad.
Hablando de adherencia, también es importante tener en cuenta que las baldosas de piedra vienen a menudo cubiertas por un residuo de polvo en ambas caras que debilita la acción del pegamento. Por eso se debe pasar el dedo limpio por la parte posterior de las losetas y si sale polvillo se las debe limpiar con una esponja y agua. Luego se deja secar las piezas antes de comenzar a su colocación.
A continuación, se presentan las losetas sobre el piso con el objeto de verificar si todo calza sin problemas o si serán necesarios algunos cortes de baldosas de piedra para asegurar su encaje correcto. Luego se retiran las piezas y con una llana metálica se procede a aplicar sobre el suelo y sobre la parte posterior de la baldosa una capa de mortero de cemento o el adhesivo que sugiera el fabricante de las losetas.
Colocación de las baldosas de piedra y aplicación de la lechada
El siguiente paso consiste en colocar las baldosas de piedra sobre la superficie tratada dentro del tiempo indicado en las instrucciones, cuidando de que no se produzcan corrimientos y de que no queden restos de adhesivo en la cara visible del piso. Para comprobar la correcta alineación de las piezas, deberá recurrirse a una regla.
Una vez que se colocaron todas las baldosas, se deberá dejar que el pegamento actúe por al menos 48 horas (o por el tiempo recomendado por el proveedor) antes de aplicar una capa de lechada sin arena, dejándola curar completamente para luego cubrir las baldosas de piedra con un sellador.