En un post anterior se informó sobre las ventajas de instalar un piso de corcho. Ahora se indicarán cuales son los pasos específicos para que el mismo mantenga su mejor aspecto por más tiempo.
La mayoría de los productos de corcho suelen recibir un acabado con un barniz que puede requerir una reaplicación periódica para impedir que el material termine absorbiendo la suciedad.
Al igual que las alfombras, los pisos de corcho se benefician más del mantenimiento preventivo de rutina que de la limpieza profunda ocasional. El pasar regularmente una aspiradora de buena calidad puede ser de gran ayuda para retirar el polvo de la superficie sin causarle daños.
También se puede humedecer el piso utilizando un trapeador de cuerda de algodón o una fregona de esponja sintética, teniendo cuidado de que no estén demasiado recargadas de líquido, ya que el exceso terminará deformando las losetas de corcho y debilitará el adhesivo que las mantiene en su lugar.
Para una limpieza más profunda, conviene embeber el trapeador o la fregona en un producto limpiador recomendado por el fabricante de las placas de corcho. Deben dejarse de lado algunas soluciones caseras que contengan amoníaco y que suelen usarse para limpiar otros tipos de pisos, ya que pueden terminar levantando y arruinando la cubierta protectora del piso.
Aunque una capa de barniz protege los modernos productos de corcho del desgaste, la superficie todavía necesitará ser renovada en forma periódica.
Para ello, es necesario limpiar el piso como se describió en los párrafos anteriores y se deja secar bien. A continuación, utilizando un aplicador de esponja o lana de cordero se procede a extender la nueva capa de barniz.
En esta etapa del mantenimiento es mejor evitar los productos genéricos y utilizar siempre una solución especialmente desarrollada para tratar las superficies de corcho.
Si el piso se va a ubicar en lugares donde pueda tener contacto con agua u otros líquidos, se recomienda aumentar la impermeabilidad de las baldosas mediante la aplicación de una o dos capas extra de barniz, además de sellar las juntas con silicona transparente.
Reparación de daños en un piso de corcho
Si, a pesar de todas las precauciones el piso de corcho sufre algún daño superficial (rayas por el desplazamiento de muebles, marcas de golpes, pequeñas quemaduras, etc.), el mismo se puede reparar lijando con cuidado el área dañada, usando un papel de grano fino.
En caso de que los rayones sean un poco más profundos, se los puede rellenar con una masilla de madera cuyo color se adapte mejor al tinte del piso de corcho. Se aconseja probarla previamente en una sección menos visible, para que no se note en caso de que no lleguen a coincidir los tonos.
Una vez que el relleno de masilla se ha secado completamente, se lo suaviza con una lija de grano fino, haciendo que el área reparada quede bien al nivel del piso de corcho.
Una vez que las marcas han desaparecido, se limpian los restos de polvo generados por el lijado, para luego aplicar una capa de barniz.
Si los daños son más profundos, es mejor recurrir a los servicios de especialistas, que sabrán reparar la o las baldosas de corcho marcadas, o reemplazarlas en caso de que sean irrecuperables.