En un post anterior, al ver cuáles eran las diferencias entre mortero, hormigón y cemento, se aprendió que el primero es básicamente la mezcla de arena, cemento (cal, en algunos casos) y agua, que se utiliza para unir los ladrillos y bloques en el armado de paredes y otras estructuras.
Ahora bien, teniendo en cuenta que el mortero es la argamasa que mantendrá unidos los materiales que componen un muro, es importante saber qué factores pueden plantear problemas al afectar su integridad y función, tanto al momento de prepararlo como de aplicarlo sobre las superficies de trabajo.
Lo primero que debe entenderse al mezclar el mortero es que el mismo debe ser constante y usarse las mismas cantidades o materiales cada vez que se lo prepare; en otras palabras: cada mezcla que se haga debe ser idéntica a la anterior. Si no, las distintas masas se secarán a diferentes velocidades y probablemente terminarán agrietándose
Si se combinan mezclas que son ligeramente diferentes en términos de su composición de material, se corre el riesgo de terminar con áreas que serán más fuertes o más débiles que otras áreas circundantes. Con el tiempo, las zonas más frágiles podrían fallar y agrietarse, e incluso colapsar.
Mantener las proporciones de la mezcla no sólo atañe a la arena, el cemento, la cal y otros materiales, sino también a la cantidad de agua de debe usarse, ya que cuando ésta se agrega se inicia el proceso de curado del cemento. Si se coloca demasiada agua es posible que el mortero resultante quede demasiado disuelto y débil, por lo que corre el riesgo de sufrir retraimiento, además de pérdida de resistencia a la compresión.
Algunas veces suele incorporarse a la mezcla algunos aditivos como aceleradores, retardadores, plastificantes, adhesivos, inhibidores de corrosión, hidrófugos, tintes para colorear, etc. En todos estos casos no sólo deben respetarse las medidas a usar indicadas por el fabricante, sino también asegurarse de que los nuevos componentes no alteren la composición química del mortero, lo que su vez puede repercutir negativamente sus características principales, que son su capacidad de unión y su fortaleza.
Las condiciones climáticas constituyen otro factor que puede plantear problemas durante la elaboración y aplicación del mortero, sobre todo si se trata de trabajos realizados en el exterior. Por ejemplo, si se prepara la mezcla en invierno cuando la temperatura ambiente es inferior a -5° es altamente probable que el agua se congele, haciendo que falle todo el material.
Tampoco es conveniente irse al otro extremo y trabajar con la mezcla en días demasiado cálidos y soleados, ya que esas condiciones pueden ser tan perjudiciales como el frío extremo.
Esto puede agravarse si el mortero se aplica sobre superficies muy porosas, ya que la combinación de calor, sequedad y porosidad hará que los ladrillos o bloques absorban la humedad directamente de la mezcla, causando lo que se conoce como «secado forzado», que básicamente consiste en privar al mortero de agua y obligarlo a curarse mucho más rápido de lo que debería, lo que lo volverá muy frágil.
Importante: Seguir las instrucciones del fabricante del cemento
Por todo esto es importante seguir las recomendaciones de los proveedores del cemento y los demás materiales en cuanto a las condiciones climáticas durante las cuales trabajar con la mezcla, ya que las mismas pueden variar dependiendo del fabricante y de la calidad de los productos utilizados.
En algunas ocasiones, no queda otra solución que trabajar con el mortero en condiciones ambientales cálidas y secas, y en ese caso se sugiere remojar previamente todas las superficies y tratar luego de mantenerlas húmedas con la ayuda de algún rociador hasta terminar el trabajo.
ME GUSTARIA QUE ME OFRECIERAN INFORMACION SOBRE LA REPARACION DE UNA PISCINA DE OBRA, de hace 40 años, y que tiene varias rajas en el suelo y en las paredes por donde se filtra el agua. Muchas gracias