Las placas de fibrocemento han dado al mundo multitud de soluciones constructivas durante 90 años. Desde 1900 hasta 1990, las planchas de cemento y fibra de amianto servían para revestir paredes, muros y techos en viviendas y obras en general. Llegados los ’90, las voces de los afectados de asbestosis tuvieron por fin un sitio legal, al menos en Europa.
Es que el maravilloso invento de Ludwig Hatschek resultó ser una fuente importante de riesgo de cáncer para la salud humana. Esto debido al amianto, elemento conformado por minerales metamórficos cuyas fibras son de fácil separación, resistentes a las altas temperaturas y flexibles.
Toxicidad del amianto en el fibrocemento
Los organismos internacionales de salud lograron ser escuchados en sus demandas en contra del uso de amianto. A pesar de la infinidad de usos que el fibrocemento permite, las amenazas a la salud son razones de suficiente peso como para que su uso se prohíba en todos los países de Europa.
Así, el fibrocemento reemplazó unas fibras por otras, eligiendo las fibras de vidrio, las fibras vinílicas, las fibras de celulosa, entre otras. Según algunos especialistas, ninguna de estas opciones ha dado los resultados y la versatilidad de la combinación con amianto. También, las planchas de fibrocemento han venido a reemplazar a las placas. Estas planchas pueden o no tener amianto. En cualquier caso, a la hora de elegir, conviene reemplazar el fibrocemento por fibra de vidrio.
Cuáles eran los usos y cualidades de las placas de fibrocemento
Para los albañiles y expertos en construcción, las placas de fibrocemento resultaban aliadas infalibles para dar infinidad de soluciones a la obra en general. Estas placas eran fáciles de perforar y cortar, livianas, resistentes, impermeables y muy económicas.
Por su bajo costo y su impermeabilidad, se ha usado fibrocemento en revestimiento para interiores, sobre todo en ambientes húmedos; también en paredes exteriores y techos. Es frecuente ver placas de fibrocemento ondulado recubriendo techos. Actualmente, si bien está prohibido y su toxicidad es de común conocimiento, se lo continúa usando, aunque sólo en exteriores y en sitios lejanos al contacto humano directo.