Un espejo puede dar a cualquier sala la apariencia de ser más grande y luminosa, siempre y cuando haya sido colocado de la manera correcta. Para ello, debe tenerse presente que no basta con martillar un clavo en la pared para colgar ese mueble de habitación.
La instalación de un espejo es un proyecto de mejora casera que muchos propietarios suelen pasan por alto. Son una necesidad en el cuarto de baño y en los dormitorios, aunque los espejos también pueden agregar belleza y una sensación de espacio a otras habitaciones de la casa.
Por ejemplo, las entradas pueden ser un buen lugar para colocar un espejo. Le dará al espacio una apariencia elegante, especialmente cuando se cuelga sobre una pequeña mesa, y es un lugar agradable para obtener una última mirada de uno mismo cuando se sale a trabajar o a disfrutar de una velada.
Los pasillos también son un gran lugar para colgar estos muebles, especialmente si esos espacios tienden a ser estrechos y oscuros. En primer lugar, hará que se sientan más amplios, y si los espejos se colocan estratégicamente ayudarán a reflejar la luz proveniente de las salas contiguas, mejor iluminadas.
Una vez que se ha decidido dónde colocar el espejo, se debe decidir cómo se lo va a montar en la pared.
Actualmente existen distintos métodos comunes de instalación de espejo, cada uno con su propio conjunto de beneficios y desventajas.
La instalación adhesiva es cuando se aplica un pegamento en la parte posterior del espejo y se adhiere directamente a la pared. Es considerada por muchos como la forma más atractiva de la instalación, ya que no deja ningún espacio entre el mueble y el muro que pudiera distraer la vista del espejo o del reflejo en él. Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que también es una solución permanente.
Esto significa que un espejo instalado con adhesivo no será fácil de retirar y a menudo puede dar lugar a daños en el parea de la pared detrás del mismo. Por eso es importante estar totalmente seguro de que esa será la ubicación definitiva del mueble.
La instalación de soporte, mientras tanto, implica el montaje de un espejo con dos o cuatro soportes que atornillan en la pared. Su instalación no será tan perfecta como si se usara adhesivo, pero se tendrá la opción de bajar y volver a colocar el espejo si se decide cambiar su emplazamiento.
La colocación del espejo usando ganchos o abrazaderas fijados a la pared son los métodos más conocidos. En ambos casos, corresponde pesar previamente el espejo para determinar cuáles son las piezas que deberán comprarse para fijar el mueble a la pared, ya que los ganchos, tornillos y abrazaderas tienen un límite de peso.
A continuación, se coloca temporalmente el espejo en el área de la pared elegida para su instalación para verificar si su ubicación es la correcta y en base a ello delinear el espacio que ocupa, marcando con un lápiz la línea correspondiente a la parte superior del espejo para tomarlo como referencia para la colocación del gancho o las abrazaderas.
Por lo general, los espejos más livianos tienen un alambre o cordón que cruza su parte posterior. En ese caso, es conveniente instalar un solo gancho en la pared; para ello sólo hace falta medir el ancho del mueble y marcar un punto en el medio de esa medida. Luego se toma el alambre y se lo sostiene con firmeza del centro para calcular la distancia entre la parte superior del alambre hacia el marco, para luego pasar esa medida a las marcas hechas previamente en la pared para saber dónde irá el gancho.
Trabajo final: Colgar y alinear el espejo
El siguiente paso consistirá en perforar la pared e introducir el gancho en la misma. Si el o los tornillos llegan a penetrar en una viga del muro, no se necesitará colocar un anclaje adicional para asegurar el soporte.
Finalmente, se procede a colgar el espejo, asegurándose de ubicar correctamente el alambre en el gancho, teniendo cuidado de que quede bien encuadrado. En ese paso conviene usar un nivel de burbuja.