Empapelar las paredes de una habitación puede ser una buena idea para darle un toque personal y sofisticado. Si embargo, el paso del tiempo o los cambios en las preferencias de los dueños de casa pueden llevar a reemplazar el papel tapiz antiguo por uno nuevo o por unas manos de pintura.
Remover el papel pintado de los muros no es un trabajo rápido ni sencillo, y puede demandar todo un fin de semana para dejar las superficies nuevamente lisas y limpias.
Quienes se propongan realizar esta tarea por su propia cuenta deben hacerse la idea de que puede ser una actividad tediosa y posiblemente muy sucia, por lo que debe plantearse si cuenta con la voluntad suficiente para afrontar este trabajo y no abandonarlo a mitad de camino.
Como ya se dijo, remover el papel mural de las paredes de una sala puede ser un trabajo que produzca gran cantidad de suciedad, por lo que la primera tarea será preparar el lugar, retirando la mayor cantidad de muebles y objetos, además de proteger el resto de las superficies (pisos, zócalos, tapas de enchufes, apliques, , etc.) con cinta y polietileno.
Como se va a trabajar con agua y pegamento disuelto, se recomienda también interrumpir la electricidad en el lugar por el tiempo que durará el retiro del revestimiento de las paredes. También es conveniente colocar encima de los plásticos algunas toallas viejas para que absorban el líquido que caiga.
La extracción del papel mural debe comenzarse desde una esquina cerca del techo o debajo de las placas del interruptor de luz, que son lugares donde el papel tiende a estar suelto. Se puede usar una espátula para levantar los bordes de los revestimientos y a continuación tirar del papel de manera constante y uniforme en un ángulo de 45 grados, aproximadamente.
En ocasiones, sobre todo cuando el empapelado es algo reciente, se pueden sacar paños enteros de papel pintado con relativa facilidad. Sin embargo, cuanto más antigua es la decoración, más probable es que deba retirarse en piezas más pequeñas. Para esta clase de trabajo se puede utilizar una herramienta de rascado para ayudar a retirar la mayor parte del revestimiento, teniendo cuidado de no dañar la pared.
Una vez terminado este paso, se procede a remojar la base o soporte del papel y la capa de pegamento seco que aún quedaron adheridos a la pared, aplicando agua caliente con una esponja o rodillo que permitan controlar la cantidad de líquido que se aplica por vez.
Se deja que la pasta seca absorba el agua hasta por 15 minutos, si se aprecia que aquella no se ha ablandado y no se separa aún de la pared, deberá volverse a aplicar agua hasta que ceda.
La parte difícil de esta tarea es hacerla sin dañar la superficie de la pared. Los muros tradicionales de ladrillo y cemento pueden soportar una gran cantidad de agua caliente sin problema. Pero los paneles de yeso tienen un componente de papel que puede resultar dañado por el contacto prolongado con el agua, por lo que debe tenerse cuidado de no mantenerlos húmedos durante más de 15 minutos.
Se recomienda aplicar el agua caliente en secciones pequeñas, de manera que el soporte residual del papel no se seque antes de que se pueda proceder a eliminarlo.
A continuación, usando una espátula muy flexible y con esquinas redondeadas, se procede a sacar los restos del empapelado raspando con cuidado para no dañar la pared.
Eliminar los últimos restos de papel y adhesivo usando decapante
Si luego de esta labor se comprueba que las paredes aún presentan algunos residuos de papel mural y pegamento, se puede completar la limpieza rociando con un gel decapante y después dejar reposar durante el tiempo que indique el fabricante.
Posteriormente, se raspa la superficie cubierta por el gel hasta que toda la pasta rebelde haya desaparecido por completo, y luego se enjuaga con agua hasta que el muro quede suave y liso al tacto.
Se debe dejar secar bien la pared por unas 8 o 12 horas antes de proceder a los trabajos de reparación de grietas, rayaduras y agujeros (si los hubiera), para luego comenzar la tarea de pintura o reempapelado.