El barnizado de un mueble de madera tiene fines prácticos y estéticos, ya que ayuda a protegerlo de la suciedad, la humedad y los rayones, al tiempo que permite realzar su color, dándole un aspecto más atractivo.
Existen diferentes productos para conservar la madera de los muebles en buen estado, y la elección del barniz más adecuado para cada caso dependerá de distintos factores que deben tenerse en cuenta a la hora de comprarlo. Por lo general, se debe tener presente la exposición a los factores ambientales y el tipo de madera de la superficie a tratar.
El barniz es un compuesto a base de resina de poliuretano que crea una película rígida que protege la superficie de la madera de los agentes ambientales, como suciedad, rayos ultravioleta (UV), aire salino, lluvia, etc., y que resulta muy fácil de limpiar.
Los barnices son más indicados para muebles de madera ubicados en el interior de la vivienda, ya que la cobertura de estos materiales tienden a agrietarse por la exposición constante al sol y a la humedad, razón por la cual necesitan un buen lijado antes de volver a barnizar. Sin embargo, existen en el mercado barnices aptos para exteriores, como los denominados marinos, que son resistentes a los rayos UV y al aire salino, además de actuar como medio preventivo para los hongos.
Para el trabajo de barnizar un mueble de madera se sugiere hacerlo en un lugar ventilado y bien iluminado. La circulación del aire es importante debido a que los materiales utilizados producen emanaciones que pueden ser irritantes y tóxicas. Una buena iluminación, por su parte, servirá para descubrir imperfecciones en la superficie y verificar la correcta distribución de la laca.
Las partículas de polvo y otras suciedades presentes en el área de trabajo pueden terminar depositándose en el barniz y echar a perder horas de esfuerzo y dedicación, por eso conviene lavar el piso o pasar una aspiradora. Asimismo, si se está a cielo abierto, es mejor no trabajar cuando corra viento.
La temperatura ambiente también influye en el acabado final, ya que el calor excesivo puede hacer que el barniz se seque demasiado rápido, facilitando la formación de pequeñas burbujas, mientras que temperaturas demasiado bajas retardan el secado, favoreciendo que el polvo se asiente en la superficie húmeda. Por eso es importante leer y seguir las indicaciones del fabricante, referido a los niveles adecuados de temperatura y humedad para barnizar.
Si el mueble de madera no ha sido barnizado anteriormente, se sugiere pasar una lija de grano fino (180 a 220) en dirección de la veta, de forma de dejar una superficie lo suficientemente porosa como para permitir una buena adherencia del barniz. Si se trata de un mueble que ya ha sido tratada con esta cobertura, es mejor pasar primero una lija media (de 150) y seguir luego con la de 180.
A continuación, se limpia y quita muy bien el polvo antes de aplicar la laca, que deberá diluirse siguiendo las instrucciones del fabricante, ya que los porcentajes varían dependiendo del medio que se use para aplicar el barniz (rodillo, pincel o aerosol).
Barnizar un mueble de madera: Recomendaciones para un mejor acabado
Para lograr un mejor acabado, se recomienda pasar una primera mano de barniz y dejar que se seque durante el tiempo indicado para el producto y luego pasar una lija de 280 y limpiar el polvo con un trapo seco. A continuación se aplica una segunda capa de barniz, la que se volverá a lijar cuando esté seca, esta vez con una lija de 320, y se limpia pasando un trapo húmedo.
Esta operación deberá repetirse con una mano más de barniz y una lija de 400, antes de proceder a aplicar la última capa, después de la cual el mueble de madera deberá dejarse secar completamente en un lugar libre de polvo y viento.