Es aceptado por muchos que los pisos de madera ayudan a darle a cualquier ambiente un aspecto más sofisticado y elegante; sin embargo, y dadas las características del material usado, toda esa superficie puede sufrir daños causados por el tránsito de mascotas, o por la caída y arrastre de objetos y muebles, dejando «cicatrices» que pueden repararse de manera sencilla y económica.
Cuando se trata de arañazos superficiales, se puede recurrir a «maquillar» las mismas mediante el uso de marcadores con esmalte o barras de cera o goma-laca que se aplican directamente sobre las marcas, rellenándolas y ocultándolas totalmente. Estos lápices y barras se comercializan en distintos tonos y colores, por lo que hay que ser cuidadosos para elegir aquellos que coinciden con los matices que tiene la madera a reparar.
Otro material que puede utilizarse en este caso son los líquidos reparadores que, gracias a sus componentes sintéticos rellenan los rasguños. Una alternativa casera es mezclar en partes iguales vinagre y aceite de oliva, produciendo un esmalte que se vierte directamente sobre el surco y dejando que el mismo se embeba bien por 24 horas antes de limpiar con un paño, repitiendo todo hasta que la marca desaparezca totalmente.
Hay que recordar que la limpieza es un requisito previo si se desea garantizar un buen trabajo, ya que la presencia de partículas de polvo y tierra pueden dificultar que la cera o la tinta penetren y se fijen bien en la superficie. Para ello, antes de comenzar el trabajo se debe pasar un paño embebido con un líquido limpiador de maderas.
Pisos de madera: Reparando los surcos más profundos
Si el piso de madera presenta surcos más profundos, la solución consiste en lijar y limpiar el surco que se desea reparar. Luego se rellena el daño con masilla para maderas del mismo tono que el piso original, usando una espátula de plástico (una metálica podría causar nuevos arañazos), teniendo cuidado de que no quede mucho material excedente.
Se deja secar la pasta y se verifica si han quedado imperfecciones en la superficie, las que deberán eliminarse pasando suavemente una lija gruesa y luego continuar con una lija más fina hasta hacer desaparecer todo sobrante de la masilla.
Para terminar el trabajo, se aplica sobre el sector reparado una capa de líquido sellador a base de poliuretano, utilizando para ello un paño suave de lana para evitar la formación de burbujas de aire en el acabado.
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