Los frisos de madera son franjas más o menos altas hechas con tablas machihembradas, que se utilizan para revestir la parte inferior de una pared o el techo, aportándole a la sala o habitación un toque estético particular, que puede ser clásico, rústico, étnico o moderno, dependiendo del acabado del material utilizado.
En algunos países esta estructura también se conoce simplemente como machimbre, machihembrado o machimbrado, haciendo referencia al tipo de láminas de madera que se utilizan, que por un lado tienen una parte macho, y por el otro una parte hembra, gracias a las cuales encajan unas con otras y quedan perfectamente alineadas, sin que quede hueco alguno entre esas piezas.
Este tipo de revestimiento resulta muy útil no sólo desde el punto de vista decorativo, sino que también sirve como un buen aislante térmico y acústico, ayudando a crear un ambiente mas cálido y acogedor gracias a la inclusión de la madera.
Los frisos de madera pueden ser de media altura; es decir, que sólo cubren la mitad de la pared, dejando a la vista la parte superior de la misma. Los frisos de altura completa, por su parte, cubren la totalidad del muro, desde el techo y hasta el nivel del suelo.
Para instalar este revestimiento sobre una pared se necesitará adquirir las tablas de madera machihembradas o machimbre, cuya cantidad dependerá del cálculo de la superficie a cubrir. Por lo general, estas láminas están hechas de pino o abeto, y pueden quedar con su color natural o bien ser teñidas para imitar otras maderas o tonalidades, de acuerdo con el mobiliario del lugar y al estilo que se le quiera imprimir al ambiente.
También se deberá contar con los perfiles (conocidos también como rastreles), que consisten en listones de madera que formarán la estructura sobre la que se apoyará el friso y que al mismo tiempo servirá de separador entre las tablas del revestimiento y la pared.
Por último, en lo que se refiere a los materiales para la instalación, también se necesitará comprar tornillos, grapas especiales y pegamento, además de las molduras de madera que servirán para proteger y cubrir las terminaciones del friso (cornisas, rinconeras, zócalos o rodapies, guardavivos, etc.), y de algún material aislante que proteja la cara interna de las tablas de la humedad.
En cuanto a las herramientas, se precisará contar con un destornillador (manual o eléctrico), un taladro de pared, una sierra (manual o eléctrica), y una grapadora (manual, eléctrica o neumática).
Antes de instalar el friso de madera sobre la pared, se debe verificar que ésta se encuentra bien nivelada. En caso de detectarse irregularidades en la superficie, la misma debe emparejarse.
Una vez solucionado este punto, se puede comenzar a fijar con tornillos los perfiles de madera a la pared, colocándolos perpendicularmente al sentido de las tablas del friso, con un margen de separación entre ellos de unos 40 a 60 centímetros.
A continuación, se procede a la colocación de las tablas de machimbre, comenzando desde el extremo de la pared, ubicando la primera lámina con la ranura (parte hembra) a la vista, teniendo cuidado de dejarla bien nivelada, ya que esta pieza servirá de guía para el resto de las partes del friso de madera.
Para este trabajo es recomendable utilizar un tamaño de grapa tres veces más larga que el grosor del material que se va a unir, teniendo cuidado de que no termine sobresaliendo de la pieza en la que se va a unir. También es recomendable colocar la grapa a lo largo de la veta de las tablas, para garantizar una mejor fijación de éstas a los listones.
Friso de madera: Colocación de las molduras
Finalmente, se colocan las molduras correspondientes para rematar las esquinas, los rincones, y los límites del friso de madera con el suelo y el techo. Estas piezas pueden clavarse con puntas o clavos sin cabeza, las que deben quedar embutidas en la moldura y disimuladas con un poco de masilla.
Las molduras también pueden ser fijadas mediante el uso de algún adhesivo de contacto.