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Cómo limpiar herramientas oxidadas

La mayoría de las herramientas que se tienen en casa tienen partes metálicas que pueden oxidarse debido al uso recibido o a un mal mantenimiento por parte de su propietario. Para liberar a estas de las huellas del óxido y devolverles su limpieza y utilidad, basta con seguir unas sencillas recomendaciones.

La solución más común para enfrentar este problema es el uso de un producto químico abrasivo que sirve para aflojar el óxido. Sin embargo, los propios fabricantes de estos líquidos recomiendan tener en cuenta que existen varios tipos de óxido; por ejemplo, si éste lleva poco tiempo y no está muy extendido, su eliminación será más sencilla.

En cambio, si la mancha está ya sobre toda la herramienta y ésta no ha sido utilizada en mucho tiempo, es recomendable emplear un desoxidante específico, aunque resulte más agresivo. El problema más grave podría plantearse en el caso de aquellas herramientas que ya tienen partes corroídas, lo que podría volverlas irrecuperables si el daño está muy extendido.

Al aplicar un limpiador químico abrasivo deben usarse guantes y máscara de protección, incluso si el trabajo se hace en un área bien ventilada. Una vez tomadas estas precauciones, se aplica un chorro del producto sobre la herramienta. No es necesario dejar actuar durante mucho tiempo.

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A continuación se frota suavemente la pieza con lana de acero para terminar de quitar el óxido. No es conveniente emplear papel de lija, ya que dicho material puede resultar demasiado abrasivo  puede terminar rayando la herramienta, lo que facilitará el desarrollo de una nueva capa de óxido.

Después de cumplido ese paso, se procede a limpiar la herramienta, frotándola con un paño para quitar los restos del químico abrasivo, dejándola lista para un nuevo uso. En esta etapa es recomendable rociar las partes metálicas con un lubricante de protección y pasar nuevamente un paño, teniendo cuidado de no quitar la nueva cobertura de aceite.

Para aquellas herramientas muy oxidadas será mejor recurrir a un cepillo de alambre para eliminar la peor parte. Primero se pulveriza el producto químico abrasivo sobre el objeto y luego se frota con el cepillo para terminar limpiando todo con la lana de metal y un paño. En algunos casos muy difíciles se puede dar la necesidad de repetir todo el proceso.

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Bicarbonato y agua, una alternativa a los removedores de óxido comerciales

Si no se desea recurrir a un removedor de óxido comercial, se puede optar por una alternativa más casera, consistente en una pasta de bicarbonato de sodio y agua que se aplica en las áreas afectadas de la herramienta y se deja actuar durante varios minutos. A continuación se frota la superficie con una lana de metal suave hasta hacer desaparecer la totalidad del óxido. Finalmente se repasa todo con un paño y se le da un revestimiento de lubricante.

Para prevenir la reaparición de óxido en las herramientas reparadas, se recomienda colocar trozos de tiza o una pequeña bolsa de tela con arroz en el interior de su caja de almacenamiento. También es importante limpiar esos medios de trabajo inmediatamente después de haberlos dejado de usar.

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