Pintar un ambiente interior produce un gran cambio en la casa, haciéndola más atractiva y confortable, además de aumentar el valor general de la misma. Y lo mejor es que en muchos casos se puede hacer sin necesidad de grandes inversiones de tiempo y dinero.
Los avances registrados en el desarrollo de nuevas pinturas para interiores y herramientas permiten que los propios dueños de casa puedan realizar esta tarea. Sólo se necesita conocer y seguir algunas nociones básicas para alcanzar resultados satisfactorios desde los puntos de vista estéticos y económicos.

En primer lugar, conviene saber que la pintura a utilizar en espacios interiores se puede clasificar en diferentes tipos según su base de disolución y su acabado o brillo.
Tomando el primer criterio, en el mercado existen las pinturas a base de aguarrás y las a base de agua. Éstas últimas son las más populares debido a que la mayoría resulta más económica y menos complicada de aplicar y desechar.
Una pintura de calidad a base de aguarrás, si bien es muy durable, tiene en contra el uso de solventes para su limpieza. Esto también demanda un mayor cuidado a la hora de deshacerse de las cantidades residuales que pudieran quedar después del trabajo.
Las pinturas látex o al agua, si son de buena marca, pueden ser tan durables como sus contrapartes a aguarrás. Ya secas son fácilmente lavables con agua y detergente, además de ofrecer una buena repelencia a la humedad, uno de los peores enemigos de esas texturas líquidas.
Pintura para interiores: Clasificación por acabado
Ya se trate de pinturas a base de aguarrás o de agua, la mayoría de ellas se ofrece con distintos acabados o intensidades de brillo.
Así, hay productos brillantes, semi-mates, satinados y mates, cuyas características los hacen más o menos aptos para pintar un ambiente interior de una vivienda.
Por ejemplo, las pinturas brillantes pueden ser ideales para pintar paredes de baños, cocinas y lavaderos. Esto se debe a que su acabado lustroso y altamente reflectante las hace muy resistentes a los lavados frecuentes.

Las pinturas semi-mate poseen un acabado menos reflectante, las satinadas suelen tener una textura más tersa y son fácilmente lavables.
Las pinturas mate son posiblemente las de uso más difundido, sobre todo en salas, comedores y dormitorios. Ofrecen una terminación tersa y opaca que ayuda a disimular mejor las irregularidades de las superficies (que resaltarían si se usara una brillante o satinada).
Este tipo de pintura para interiores tiene la desventaja de ser menos duradera. Por eso puede demandar la aplicación de más capas que la ayuden a soportar el refregado.