Los muebles de cuero son generalmente un buen aporte estético gracias a que están elaborados con una materia prima natural, atractiva y duradera, aunque demandante de un buen trabajo de mantenimiento.
Por esta razón, a continuación se ennumerarán algunos tips de cuidado y limpieza que resultarán de utilidad para evitar que el uso y el paso del tiempo terminen secando y agrietando el tapizado.
En primer lugar, es conveniente recordar que el cuero suele emitir inicialmente un aceite natural que evita que se seque. Sin embargo, con el transcurrir de los años la superficie va perdiendo esa sustancia, por lo que queda expuesta a las condiciones ambientales y a la abrasión propia del uso, secándose y finalmente agrietándose o rasgándose.
Para suplir esa pérdida y lograr que el mueble de cuero mantenga su resistencia y buen aspecto, se puede recurrir a productos conservantes y acondicionadores especiales para dicho material, que pueden conseguirse en supermercados, talabarterías o tiendas especializadas en limpieza.
Otros factores que pueden incidir en la pérdida de elasticidad y color de estos muebles son el calor excesivo y la luz directa del sol. Para evitar su influencia negativa, se sugiere colocarlos a no menos de medio metro de estufas o radiadores, y en sitios no expuestos directamente a los rayos solares.
Además de las labores preventivas antes mencionadas, la limpieza periódica es otra manera de ayudar a que un mueble de cuero se mantenga en las mejores condiciones por la mayor cantidad de tiempo.
La aspiradora equipada con un cepillo suave puede ser una buena herramienta para quitar los restos de piel, polvo y otras partículas contaminantes que pudieran haber quedado depositados sobre el cuero y sus costuras. La frecuencia de esa tarea dependerá de la intensidad del uso que se le dé al mueble
Si no se cuenta con una aspiradora, se puede limpiar el mueble de cuero una vez a la semana con un cepillo suave y seco, y luego pasar un trapo suave humedecido con agua tibia.
Para completar el trabajo de limpieza y mantenimiento, se aplica un acondicionador para cueros siguiendo las instrucciones escritas en el envase, teniendo la protección adecuada y asegurándose de contar con una buena ventilación durante la realización de la tarea.
Una alternativa casera a este tipo específico de acondicionador es la leche hidratante, un producto de tocador que, aplicándose una vez al mes, ayuda a que la superficie de cuero se vea brillante y mantenga su flexibilidad.
Estos productos no sólo servirán para conservar mejor el cuero, sino que también serán de utilidad para proteger al mueble de posibles derrames de líquidos sobre su superficie, formando una delgada capa que impida o demore la absorción de la suciedad.
En caso de producirse este tipo de accidente, se debe tomar un trapo y presionarlo sobre la mancha para que la absorba. Es importante evitar frotar la superficie afectada, ya que esta acción puede hacer que el cuero pierda color o que la marca termine fijándose mejor o esparciéndose aún más.
Limpieza de una mancha en un mueble de cuero: Trabajos finales
Para completar la limpieza de los restos de la mancha, se debe aplicar un limpiador para cuero siguiendo las instrucciones del fabricante. Si no se cuenta con un producto comercial y el material es de una tonalidad clara, se puede recurrir a un algodón impregnado en cerveza o huevo batido.
En todo caso, conviene pasar primero dicho limpiador casero sobre un lugar poco visible, con el objeto de verificar que no afecta el color original del mueble de cuero.